martes, 28 de agosto de 2007

Esta rutina intensa

¿Que a qué me sabe tu olvido?

Me preguntan por las aceras
entre la lluvia tonta
quienes se acostumbraron a mirarnos.

¿Que cuál es el sabor
que me ha dejado tu abandono?

¿Que por qué he decidido conservar
tus recuerdos en alcohol?

¿Que qué hago con los duendes
que dejaste por doquier?

¿Que dónde duermen los sueños
tan intensos que juntos compartimos?

¿Que qué se siente pasar por esta etapa
de transición a la desesperanza?

Yo sólo escucho y callo.

Callo. –Silencio.

Yo sólo escucho.

Yo solo.

Yo… solo…

Solo.





...

domingo, 26 de agosto de 2007

Confesión por escrito

(Parafraseando a Elías Nandino)


Estoy tan lejos de ti
que estoy tan cerca.

Estoy tan lejos de ti
que te siento aquí conmigo.

Estoy tan lejos
que en realidad te vivo cerca.

Vivo en tu ausencia mi delirio,
que sin estar, estás aquí.

Mi voz es tu misma voz
que te añora.
En mi pensamiento
el tuyo me hace pensar en ti,
en mi pensamiento tú piensas en ti.
Yo, en tu recuerdo vivo
pensando en mí.
y en mi ser, tu ser me necesita
y provoca que yo te necesite así.

domingo, 19 de agosto de 2007

El recuerdo

Estoy tan solo,
Que cualquiera diría que estás conmigo.

Francisco Hernández.


Las aves que dejaste
no son recuerdos.

Son aves.

Palomas que en plena revuelta
perdieron algunas plumas.

Mares jamás llorados por tus ojos
oídos que nunca te escucharon.

En cada esquina hay un pedazo de ti,
quiero ignorarlos pero los observo
uno tiene tu aroma
tus feromonas suaves y singulares,
otro posee el color profundo
que hay en tu mirada.

Mi mano sabe que te encantan las almendras,
que ríes cuando invento tonterías
que te fascina la lluvia
bajo un techo y en mis brazos,
que guardas mis poemas
con el desgano que te deja el orgullo de tenerlos.

Nadie como yo
sabe lo que piensas.

Nadie como yo
sabe que temes menos a la noche
que a la oscuridad,
que te gusta callar por afición
y abres la boca sólo para morder el tiempo,
que vuelas en la altura con la pasión de una gaviota.

Nadie imagina cuántas veces
mis labios lograron convencerte
cuantos besos me pediste y no te di.

Nadie imagina lo que alguna vez
nosotros tampoco imaginamos.

Las aves que dejaste
no son aves.

Son viejecillas sucias y encorbadas.
recuerdos que no lo son
figuras de mujeres viudas
que poco a poco se aniquilan.
cruzan la calle muy despacio
nadie les tiende la mano.

Las observan niños y mujeres
las miran con desgano
los perros echados en la esquina.

Ellas caminan
no miran hacia arriba
están hartas de buscar
lo que nunca han encontrado
que decidieron agachar la cabeza
para siempre.

Caminan pero están muertas
-eso piensan y eso dicen
quienes llegan a observarlas.

Están muertas
como l0s pedazos tuyos
que ellas pisan de repente
cuando llegan a la esquina.


Nadie como yo sabe de ti,
nadie como yo
sabe que tu ausencia
es mi peor compañía.

lunes, 13 de agosto de 2007

El color

La ausencia tiene un color indefinido
es ocre como la nostalgia
líquido tibio omnipresente.

Es sepia como las tardes de verano
como una mañana en plena guerra
como el llanto de los niños mudos.

La ausencia parece inofensiva
pero destruye poco a poco.
Es oscura.
Aunque tiene un color indefinido
que no se compara con el de la noche.

Es una ausencia triste y más que gris,
es un color de verde ausencia.


...

sábado, 11 de agosto de 2007

Ausencia

La ausencia no sólo es ausencia
es presencia en la distancia.

Es estar, sin estar del todo.

Es saber que no se tiene
lo que tener se quiere.

Es estar consciente de que tú estás
sin estar conmigo.

Es saber que te tengo, sin tenerte,
y sólo poseer de ti el recuerdo
-y tu presencia etérea
como necedad contra la ironía
del tiempo, las personas, los lugares.

martes, 7 de agosto de 2007

Sobre “Ansiedad” y las cursilerías.

El problema que surge al escribir sobre un tema que implique sentimientos, ternura, romanticismo, amor, etcétera, es toparse de tajo con la cursilería. Y es algo recurrente. La poesía tiene el gran problema de enfrentarse a lo cursi muy a menudo, y a veces, hasta de involucrarse en ello.

Antes de subir “Ansiedad” tuve realmente el temor de que se pudiera filtrar alguna frase cursi. Sin embargo, traté de que el texto no cruzara esa delgada línea. Agradezco sus opiniones y, tal vez haya para quien sí lo sea. Yo busqué naturalidad y redondez, y por supuesto, guardar la distancia con la línea.

Realmente no me gusta la cursilería en un texto, siento que pierde fuerza y se va por lo fácil, lo trillado. Además de que empalaga. No sé si ustedes compartan esta opinión, pero a mi realmente es algo que a menudo me preocupa.

Ahora bien, hay a quien le gustan las melosidades, y obviamente que tratándose de gustos y estilos, siempre los respeto. Pero por supuesto que trabajo en pulir lo que a mi me late. Y aunque por el momento nadie ha tachado de cursi “Ansiedad”, realmente quise comentar lo que pienso constantemente sobre la cursilería y aproveché. Es una idea un tanto vaga.

Los textos deben defenderse por sí solos de no ser tan bruscos, hoscos, rudos, pero también de no ser empalagosos, como puños encimados de rosas rojas perfumadas, pero de ese equilibrio tiene que surgir algo fresco, naturalito. En fin, en fin. Pequeña reflexión en voz alta que les comparto.

Ahora me repongo del maratón del pasado fin de semana que iniciara en la ciudad de Puebla y terminara el lunes en un tal Beristain, que aunque parece nombre de sitio alemán, está aquí cerquita. A tomar aire y energías porque sigue el D.F., el jueves. Al menos eso creo…

sábado, 4 de agosto de 2007

ANSIEDAD

Ansío
contemplar el brillo de tus ojos
chocar tu mirada con la mía,
que nuestros silencios se digan
todo lo que tienen que decirse.

Prolongar esa ternura
que surge como magia
cuando el espacio entre nosotros
se reduce.
Ansío eso,
y nada más que eso
ansío en este mundo.

Que me sonrías de frente,
escuchar tu voz
aunque quizás, en ese preciso instante,
las palabras no tengan importancia,
Recibir un espontáneo y decidido
beso de tus labios, que surja así,
tan deliciosamente inesperado.

Ansío tocarte,
albergar una caricia tuya
en medio de sonrojos;
que la desinhibición
logre vencer al disimulo.

¿Qué importa que los demás
nos llamen tórtolos?

Ansío
percibir tu aroma,
contemplar el paulatino cierre de tus párpados,
abrazarte por tiempo indefinido,
que el mundo se haga trizas
y la eternidad no nos preocupe
mientras te digo a los ojos que te quiero
y escucho algo muy parecido surgir de tu boca.

Ansío eso,
y nada más que eso
ansío en este mundo.